miércoles, 20 de marzo de 2019

Crónica negra todoazulada…

Olvidado por todos. Perdonado por nadie.

Queda lejos cualquier atisbo de esperanza. Así que le encontrarán en una triste habitación, en mangas de camisa y descalzo, acostado en la cama y con un disparo en la sién que se había administrado él mismo. A sólo un cuerpo de la muerte y la oscuridad.

El cielo, todo azul, de Santo Domingo, es lo único que permanece igual ahí fuera, igual que tantos años atrás, cuando la urbe se llamaba Ciudad Trujillo y al Teniente Coronel de la Fuerza Aérea Luís José León Estévez se le veía en el hipódromo de la Perla Antillana del brazo de su esposa, la señorita Lita Trujillo, la hija del Jefe, de Leonidas Rafael Trujillo. Cuando León-Estévez no se dejaba ver sino implacablemente vestido, cuando sus amigos –y enemigos, aunque estos nunca a la cara– le llamaban "Pechito" y las chicas bien dominicanas se azoraban al cruzarse con el "pimpollo", no excesivamente apuesto, sí, pero tan elegante. Tan discreto. Tan poderoso. Como lo era aún aquella otra tarde, en…

Madrid, a finales del otoño de 1963, hace 50 años.  
Una crónica de El Duende de la Zarzuela.

- Venga usted a las seis de la tarde.
Estas fueron las palabras de José Luís León, propietario de la Cuadra Esperanza, cuando le preguntamos a que hora podíamos quedar con él para realizar un corto reportaje. 

A la hora fijada acudimos a su domicilio. Vive en un soberbio chalet cercano a Barajas. Cuando llegamos, un criado, perfectamente uniformado, nos introduce en un amplio salón, donde pueden verse los trofeos conquistados por Idie, Koshka, Blaze of Glory y otros caballos de sus colores.  La estancia, lujosamente amueblada, cuenta con cuadros de las mejores firmas y al fondo un estereofónico deja sonar la música de Mozart, mientras el sol tímido del otoño acaricia el ambiente.

El propietario de la Cuadra Esperanza, nacido en la República de Santo Domingo, es un hombre joven que siente por el turf marcada predilección. Su gran ilusión es ver ganar a sus caballos, ver sus colores por la puerta grande y obtener los grandes clásicos del turf español después de una carrera plena de deportivismo. 

Cuando nos recibe para prestarse al correspondiente interrogatorio nos dice que las carreras le entusiasman y que el turf ha formado siempre parte de su vida. En presencia de su entrenador, y del jockey de su cuadra, el ‘desconocido’ Carudel, tuvo lugar la entrevista, en la que las preguntas y las respuestas se sucedían a un ritmo vertiginoso.
- Mis aspiraciones –responde– son conribuir al progreso del turf español con caballos de la máxima calidad. Por este fin no pienso regatear esfuerzos de ninguna clase y espero aportar mi contribución al engrandecimiento del hipódromo hispano. En un futuro cercano instalaré una gran yeguada, pues es mi deseo ganar con caballos criados en mis haras. 
- ¿Está usted satisfecho con la campaña realizada por sus caballos?
- Para ser el primer año, puedo decir que me encuentro realmente contento, ya que actualmente mi cuadra ocupa el segundo lugar en la lista de propietarios ganadores y Blaze of Glory me ha dado la gran alegría de ganar para España las dos carreras de carácter internacional que se han disputado en Lasarte y Biarritz.
- ¿Espera quedar primero en la lista de propietarios?
- No lo veo imposible, pues existen escasas diferencias y todavía quedan premios muy importantes. La suerte en el turf, como en otras cosas en la vida, puede influir. 

La entrevista termina. El propietario de la cuadra Esperanza nos pone un whisky en un vaso largo, es el tercero en el transcurso de la conversación. Por eso lo vemos todo de color de rosa, aunque estemos hablando de la Esperanza. 

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Apenas unos meses antes, León Estévez había aparecido en otra publicación, el semanario Blanco y Negro, que hacía referencia a su detención preventiva e interrogatorio por las autoridades francesas con motivo de su relación con una misteriosas cajas decomisadas y que contenían, al parecer, parte de las fabulosas propiedades y riquezas amasadas por la familia Trujillo y embarcadas tras su abandono de su país natal, a principios de la década de los sesenta.

"Son las cinco y veinte en el reloj del aeropuerto de Orly; los pasajeros aguardan la salida de un avión con destino a Madrid. Dos señores, elegantemente vestidos, hablan  discretamente en un rincón. Discretamente, un grupo los rodea. Una voz murmura…
- Policía. Hagan el favor de seguirnos, por favor.
Uno de ellos tiene la tez olivácea, los ojos negros y duros. Se llama León Estévez. Es el marido de Angelita Trujillo, una de las hijas de Rafael Leónidas Trujillo, primer mandatario de la República Dominicana durante treinta años. Estévez dirigía su servicio secreto.

El interrogatorio al que fueron sometidos por la policía francesa es el último episodio del caso que se ha conocido como "El tesoro de los Trujillo". Según se dice, tras el asesinato de Rafaél Leónidas Trujillo por sus adversarios políticos, sus deudos lograron enviar al extranjero lingotes de oro, obras de arte, joyas y muebles por un valor cercano a los 800 millones de dólares. Muchas de estas riquezas están en Francia, custodiadas por las autoridades de este país a requerimiento de las dominicanas, que las consideran propiedad de su país. El comisario Arnal, encargado de la investigación, declara:
- Los cajones conteniendo estas maravillas han hecho un curioso trayecto. primero fueron enviados a Nueva York, desde donde siguieron trayecto hasta el puerto de El Havre. Allí el embajador dominicano en París, como llevaban la inscripción "Propiedad de la República Dominicana", las retiró de la aduana. Luego desapareció. Postriormente, las cajas aparecieron en sendos guardamuebles de la compañía Grospiron, en el bosque de Boulogne parisino y en la estación de transportes de Mountrouge. Como eran unas sencillas cajas de madera que no parecían contener nada importante, nadie reparó en ellas hasta que no empezaron a ser custodiadas por los gendarmes, día y noche, a la espera de que se dilucidara a quien pertenecían".

El mismo presidente dominicano, Juan Bosch, se personó en París para reclamar el contenido de aquellas cajas. Parece que inútilmente; finalmente Estévez fue liberado tras prestar declaración y Radamés Trujillo, representante de la familia, tildó de "calumniosas" las declaraciones de los diplomáticos dominicanos al tiempo que confesaba al autor del reportaje, Francoise Launay, que al menos ya había podido recuperar otro de sus bienes más preciados, que habían llegado acompañando a aquel cargamento: 35 purasangres de su cuadra de carreras, una de las mejores de Hispanoamérica.

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Cuando los Trujillo abandonaron la república Dominicana, todo hay que decirlo, algo apresuradamente, la familia había embarcado en cualquier caso en su yate lo suficiente como para vivir holgadamente en su exilio europeo. Aparte del féretro del patriarca, que les acompañó hasta su destino final en Madrid, donde fue enterrado en un panteón en la localidad madrileña de El Pardo, que hoy comparte con su hijo Ramfís, con quien tantas cuitas mantuvo en vida.

La razón de la apresurada travesía eran las acusaciones pendientes contra el propio Ramfís y León Estévez. Entre otros casos, pendía el referente a los sucesos de la hacienda familiar, en la que al parecer habían muerto, sin juicio previo y acribillados mientras sus captores y ejecutores tomaban "unos tragos", los presuntos magnicidas que poco antes habían acabado con la vida de Rafael Leónidas Trujillo, en mayo de 1961.  

Trujillo había dominado la República Dominicana, desde el gobierno o moviendo sus hilos, durante tres décadas, en las que modenizó el país a costa de hacerlo suyo, hasta el punto de rebautizar su capital como Ciudad Trujillo. Además, en un territorio con apenas tres millones de habitantes y una renta por cápita bajísima, había amasado una fortuna increíble. Fortuna que entre otras cosas dedicó a su gran afición por la hípica: hasta media docena de hipódromos construyó, siendo el principal del de Perla Antilla, donde sus caballos y los de sus allegados mandaban en la pista como él lo hacía en el país. Ganar una carrera que no "te pertenecía" podía ser un triunfo muy peligroso, decían los rumores.

También contaban que Trujillo dejó de ir a las carreras tras el asesinato del presidente panameño José Antonio Remón, asesinado mientras celebraba el triunfo de uno de sus caballos en el recinto de balanzas. Era la última carrera de la tarde, apenas había luz y un hombre, situado tras el seto que separaba la pista, ametralló al dignatario y a vario de sus acompañantes. La Copa quedó en el suelo, abollada por los disparos.

Trujillo dejó de ir a las carreras, pero no escapó a su destino. La foto finish le dio perdedor una tarde que salía a pasear acompañado de su chófer, sin escolta. Les rodearon y, dicen que ya viéndose perdedor, le pidió a este que detuviera el vehículo para al menos irse enfrentándose. Ramfis, como Michael Corleone en la ficción, se prestó a vengarle, aunque eso le costara renunciar a su futuro como sucesor, papel que en absoluto deseaba.

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Si Ramfis fue Michael Corleone brevemente, antes y después encarnó al prototipo de Fredo. Avergonzó a su padre en su paso por diferentes academias militares y universidades, de las que fue expulsado con regularidad, y por sus devaneos como playboy conquistando a las divas del Hollywood de la época, con tal notoriedad en sus andanzas que su progenitor llegó a internarle en siquiátricos donde, dicen, recibió tratamientos de electroshock.

Para cuando llegó a España, exiliado, Ramfís había renunciado a la tutela de su celebérrimo cuñado, el conocidísimo playboy Porfirio Rubirosa, para ceñirse a la del mucho más discreto, y eficaz, León Estévez, marido de la "reina" Angelita. Estévez también era un gran aficionado al deporte hípico, y como contamos, fundó la Esperanza, cuadra puntera en nuestro país especialmente en el trienio 1963-64-65, gracias a mimbres como Todo Azul, Damasco o los ya mencionados Koshka y Blaze of Glory. Caso curioso, estuvo a punto de alzarse con la estadística en los dos últimos años de los citados, aunque sólo pudo ser segundo de la Dos Estrellas, colores ligados a Jorge Antonio, muy allegado a otro depuesto político sudamericano refugiado en nuestro país, Juan Domingo Perón. Fue, pues, un duelo de exiliados de lo más singular.   
 
En un plano más discreto, la ya mencionada cuadra de Radhamel, la Cinco Estrellas, obtuvo mejores resultados en sus expediciones francesas aunque aquí logró alguna victoria de mérito, como el Criterium ganado por Córcega, una de las primeras carreras importantes ganadas como jockey por Maurice Delcher. Sin embargo, ambas cuadras languidecieron desde la segunda mitad de los sesenta hasta desaparecer tan sigilosamente como se habían creado.

Y como sus triunfos, fueron desapareciendo ellos mismos, de una forma cada vez más trágica, sumiendo a la familia en un halo de oscuridad. León Estévez rompió su matrimonio con Lita, acabó regresando, una vez prescritos los cargos que recaían sobre él, a su país de origen, donde como relatábamos al principio, murió tras suicidarse en 2010.

Radhamel había desaparecido poco antes, dicen que a manos de un cártel de la droga con el que había terminado por involucrarse.

Pero lo más notable es el destino final de Ramfís. En 1969 sufrió un gravísimo accidente de automóvil, a principios de diciembre, cuando se dirigía a su casa en La Moraleja. Impactó con un vehículo en el que viajaba una madre con su hijo. Ramfís murió semanas después, el Día de los Inocentes de aquel año, lo que fue considerado una singular casualidad entre quienes lo acusaban de tantas y tantas atrocidades, tras negarse a recibir tratamiento. La conductora del otro vehículo también murió, instantánamente, siendo el niño el único superviviente, aunque con múltiples lesiones. Ella era Teresa Beltrán de Lís, Duquesa de Alburquerque, y aquel chico, Juan Osorio, se recuperó para convertirse en el actual Duque de Alburquerque.

domingo, 27 de enero de 2019

(HTE) 1960 (y 1): Un año de 'gloriosa transición' para Beamonte

Poco antes de iniciarse la temporada de primavera de 1960  en el Hipódromo de La Zarzuela, la 'gloriosa incertidumbre del turf' parecía en suspenso. La superioridad de los pupilos de la cuadra Beamonte, con 28 ejemplares en sus boxes, todos a las órdenes del preparador Jesús Méndez y con las montas contratadas de Claudio (entonces aún Claude) Carudel y José Perelli, parecía incuestionable. Con el crack WILDSUN encabezando la lista recién esrenada su condición de 'viejo', completaban la impresionante nómina nombres como DYUR, KYMRIS, NILOR entre los veteranos, D'IVOI, NEMBUTAL, VISIR II, NERKO o ANGKOR amén de las porancas TRACIA, RAIWA y SUNNIDE entre los tres años y ya se apuntaban nombres entre los de dos como NERTAL, VIK, FOLIE o NOFRIT. Pasear en aquellos días de 1960 por las instalaciones de Méndez debía ser un impresionante; pocas veces han coincicido caballos de tanta clase en tan pocos metros…

De hecho, al contrario de la mayoría de los preparadores, que se estrujaban la mollera para responder a la pregunta de "En cuál de sus caballos confía más", Méndez tenía que apuntar la opción contraria, la del descarte, para apuntar que "Tengo una lista muy brillante, lo prudente es esperar a ir borrando a lo largo de la temporada". Los aficionados, por contra, lo tenían muy claro; primero, WILDSUN. Luego… Muy buenos tendrían que ser los tres años estabulados en las cuadras de Beamonte para que hubiera alguno a su altura.



Vamos a dar un par de datos interesantes, los primeros clasificados antes de empezar a temporada por los handicappers españoles. Aquí parece que el dominio de los Beamonte no es tan claro, aunque la impresión es engañosa:

Gran Handicap de invierno (Para caballos de edad, a correr el 21 de febrero)
WILDSUN 63 K. (Beamonte)
ROQUE NUBLO 62 K (Marques de la Florida)
DYUR 62 K. (Beamonte)
MAYPOLE DANCER 60 K. (Villapadierna)
RITA 59 K. (Gandarias)

Hándicap Opcional (Para caballos de tres años, a correr el 6 de marzo)
NEMBUTAL 60 K. (Beamonte)
VERAGRO 59 K. (Marques de la Florida)
VULCANO 58 K. (Barreiros)
MARCONI 58 K. (Coinver)
CAMPERITO 57 K.(Dos Estrellas)

En una encuesta entre los preparadores, Nicolás Méndez daba como su gran esperanza a VISIGODO (Jaime Badillo), Enrique Romera a FLAVIO y BALAY (Yeguada Figueroa) aunque ya apuntaba que tenía un dos años muy prometedor en la misma cuadra, CAPORAL (que hasta muy poquito antes se había llamado… Fa), Emilio Ceca confiaba en PETUNIA (Hermanos Berriatúa), Vicente Díez en la veterana ANADOLÍ (R. y L. De la Peña), Álvaro Díez en VULCANO (Barreiros), Francisco Galdeano se remitía al otoño para que empezara a carburar L'OISEAU BLANC (Yeguada Arnús) y Claude López en UKRANIA (Margarita Z. de Jonescu) y PICHI (Gandarias), dejando fuera de la terna a la veterana seis años SAMARELLA que por aquellos días alternaba liso y vallas, pese a lo cual, estaba inscrita en el Gran Premio de Madrid, que había ganado a sus tres con peso ultraligero y enorme sorpresa para cátedra y público. Una carrera para la que Beamonte había inscrito a 8 de sus pupilos, pero que a esas alturas casi nadie dudaba de que el gran WILDSUN iba a repetir su victoria de 1959.

Otro capítulo interesante a repasar es la lista de jockeys contratados por las diferents preparaciones. Aquel año de 1960, con la generación de grandes veteranos de la preguerra ya retirados a a punto de hacerlo, las jóvenes fustas españolas se encontraron con una fuerte competencia de las importadas. No es que se trajeran los habituales ases foráneos para los grandes premios, es que siguiendo la estela del ya definitivamente instalado Carudel (que curiosamente ese mismo año cimentaba su deseo de radicarse en nuestro país casándose con una española) un buen número de jockeys de otras nacionalidades decidieron probar fortuna en nuestros hipódromos, con la consiguiente preocupación de los especialistas, que elogiaban en la mayoría de los casos su nivel, pero veían decrecer las oportunidades de los buenos jinetes locales.

Aparte del contrato de Carudel como indiscutible primera monta de Beamonte, Adrián Aprin montaría para Barreiros, un jovencísimo Maurice Delcher para el Marqués de la Florida, henry declá para Antonio Blasco, el aprendiz Daniel Dehard para la preparación de Álvro Díez, Jean Larre para el Conde de Villapadierna, Claude López para su propia preparación, André Michel para Juan Galobart, y el exquisito trotamundos británico Reginald Perkins para la Yeguada Figueroa. Todo ello sin contar, como ya mentamos, con los contratados exclusivamente para las grandes ocasiones y el brasileño Urías Bueno, que en la temporada de verano aparecería como un ciclón en nuestras pistas… Frente a ellos, Antonio Balcones, Adolfo Barderas, Simón Figueroa, Ángel Hernández y los hermanos Ponciano y Sabino Polo no lo tenían fácil. 'Pepito' Perelli contaba con las segundas montas de Beamonte, Carlos Díez las primeras de la Yeguada Militar y el sabio preparador Francisco Cadenas, con buen ojo, confiaba en el jovencísimo jockey toledano Román martín, ya con licencia de profesional pero, en sus propias palabras, aún con mucho que aprender.

lunes, 21 de octubre de 2013

Memoria del Memorial: el Duque de Toledo

Cuando Alfonso XIII marchó al exilio en la primavera de 1931, poco antes de proclamarse la Segunda República, se instaló en Roma bajo el título de Duque de Toledo. No era la primera vez que utilizaba ese apelativo, aunque sí menos feliz que cuando lo usaba, como "título de incógnito" para dar su nombre a su cuadra, una de las más queridas y prestigiosas de la primera -y quizás última- edad de oro de nuestras carreras de caballos, cuando parte de la aristocracia europea se refugió en San Sebastián, huyendo de la Primera Guerra Mundial. Una era que llegó a lo más alto con su pupilo RUBÁN "coronándose" en el histórico premio del Medio Millón, en 1922, y con él sus colores morado, borgoña y oro, en lo que fue una de las sorpresas más sonadas de la historia de nuestro turf… y del continental.


El Duque de Toledo falleció pocos meses antes de cumplir una década de exilio, a principios del 41, con sus pretensiones de recuperar la corona agotadas con la instauración del régimen liderado por el general Francisco Franco. Los monárquicos eran parte del tejido político de aquel régimen, que se sostenía por fibras invisibles bien manejadas por el militar gallego. Un equlibrio a veces tan precario (mucho más de lo que pensamos hoy) que provocaba aquellos delirios linguísticos y protocolarios que a veces lindaban con lo ridículamente épico y otras con los límites de lo políticamente correctísimo.

Se cuenta que el referido "título de incógnito", figura protocolaria que usan los monarcas cuando no podían o querían figurar como tales en determinadas actividades privadas, venía justificado por una razón verdaderamente singular; por el debido respeto a la Corona, los caballos de los otros propietarios (en muchos casos, pertenecientes a la nobleza) debían haber cedido el paso a los caballos del Rey, a los que no podrían ganar sin incurrir en ofensa. Imaginensé el espectáculo en una recta final… Es por eso por lo que Alfonso XIII recurrió al título de Duque de Toledo para participar en carreras públicas. De la misma manera, la SFCCE, formada tras la reapartura por un nutrido grupo de Grandes de España, en su gran mayoría aún afectos y devotos al depuesto monarca, supongo se encontraron en un cierto brete cuando, tras su fallecimiento, decidieron dedicarle la prueba magna de cada cierre de temporada, que hasta entonces se había corrido bajo distintas fórmulas y denominaciones, pero más comúnmente como Gran Premio de Otoño.


Así que recurrieron al nombre de Memorial Duque de Toledo, que honraba al Rey como tal, y como ilustre "caballista". Hay que recordar que, en la posguerra, un trofeo de tanta tradición futbolística como la Copa de S.M. el Rey –que durante la República había cambiado su denominación por Copa de Su Excelencia el Presidente de la República– se había vuelto a disputar como Copa del Generalísimo. Por muy monárquica que fuera la junta de la Sociedad, supongo que entregar un trofeo denominado "Memorial Alfonso XIII, Rey de España" (pese a que finalmente sí que había recuperado ese título… para su sepultura en Roma) habría sido un problema de algo más que protocolo. Así que el título de Duque de Toledo… volvió al hipódromo español para denominar lo que hoy, coloquialmente y resumiendo, conocemos como "el Memorial". Curiosamente, se corre en La Zarzuela, un hipódromo que no llegó a conocer Alfonso de Borbón, tan querido y presente en los de Aranjuez y La Castellana, pero que sí visitó con regularidad su sucesor como Jefe de Estado y, más breve y esporádicamente, nuestro actual monarca.

El Memorial pues comenzó a disputarse como tal en el otoño de 1941, con la victoria de L'ASTREE sobre HEBECOURT y BLOCUS. Se ha disputado sobre diferentes condiciones y distancias –¡hasta 2.700 metros!– y con el tiempo se ha tratado de equlibrar para ir convirtiéndolo paulatinamente en "nuestro" Arco del Triunfo, lo que dadas las peculiaridades de nuestro calendario, no ha sido fácil ni, si nos ponemos, realista, al menos hasta hace bien poco; con el Gran Premio de Madrid como prueba magna del calendario, era fácil que muchos de los aspirantes al Memorial se quedaran en el camino. Ahora, con las fronteras a Francia abiertas de par en par para nuestros mejores ejemplares, el Memorial (con la categoría de Listed) es nuestro Arco… más desde un punto de vista romántico que otra cosa. Por eso, la presencia de ABDEL después de ¿vaciarse? en el Andre Baboin y la correspondiente travesía a Burdeos nos recuerda el fracaso de MY MOURNE ante la nada estelar STANIA tras su fallido viaje al Arco (el de verdad) en el 72.

El Memorial no tiene tanta leyenda como el Gran Premio de Madrid, cierto; los batacazos y sorpresas, que no han faltado, han sido más justificables por la dureza de la campaña, la madurez de los potros, el buen momento de las yeguitas, el terreno, etc. Sin embargo, si que ha añadido algo de justicia al palmarés de algunos grandes caballos que nunca pudieron culminar una temporada ganando el clásico primaveral: FARNESIO, FRISCO, TERBORCH, MASPALOMAS, REVIRADO, COLOSO, INDIAN PRINCE, CANALETTO, PARTIPRAL o YOUNG TIGER figuran en el historial de la prueba sin haber ganado nunca la "primera pata" de ese dificilísimo "Grand Slam" intergeneracional que forman ambas carreras con la Copa de Oro de San Sebastián, y que en un único año yo creo que sólo hemos visto ganar a REFFHISSIMO y EL SEÑOR…



Hay que tener en cuenta que la Copa de Oro se empieza a celebrar con regularidad (tras las dos ediciones "internacionalistas" de 1966 y 1969) en el 70, y que desde entonces y durante mucho tiempo, el calendario hípico de cualquier crack que se precie pasa por ganar el ansiado y ya mencionado "Grand Slam" o anillo único intergeneracional del turf español; un título oficioso y supongo que sólo añorado por viejos aficionados como yo, ya que supongo que para cualquier propietario o preparador con un proyecto de crack en su cuadra, el calendario foráneo supone demasiada tentación como para intentar un reto tan desequilibrado, y al mismo tiempo, legendario a nuestra escala, como el que decíamos. Este año, por ejemplo, ningún caballo se ha atrevido con las tres pruebas consecutivamente, lo que en mi imaginación de crío equivalía a ganar en un año Vuelta, Giro y Tour.

De pasado podemos recordar que el gran CHACAL las ganó… en años diferentes. A tres falló en el Gran Premio de KING FROG, a cuatro se lesionó y retiró antes de participar en un Memorial que ganó el sorprendente "especialista" SEIS DOBLE; el de la cuadra Dominó fue en ediciones consecutivas segundo y tercero. TERBORCH cedió en el 71, aún renqueante por la "bedsoniasis" que arrasó el hipódromo, ante TRAVERTINE, y se impuso en verano y otoño ante la sustituta que se trajo Blasco tras romperse tan magnífica yegua, CREPELLORA. Quien falló en San Sebastián fue VICHISKY, que cedió ante GLAUCO, del Duque, que no figuró en otoño.




Este año, por justicia poética, nos gustaría en este blog que ENTRE COPAS o ABDEL se incorporaran al historial de esta prueba. Sería bonito en un año en el que hasta las bitácoras monárquicas hablan de la posibilidad de que el próximo en emplear el título de Duque de Toledo… sea Juan Carlos I. Recuperemos pues (cortesía del gran Principe Duero) una filmación del 68 que muestra al entonces Príncipe entregando el trofeo (ganado por FARNESIO para la Yeguada Militar) que recordaba el pasado hípico de su ilustre abuelo, sólo unos meses antes de que Franco legitimara su sucesión. Otra vez, un ejemplo de "teatrillo" histórico con las carreras como escenario.

 

lunes, 7 de junio de 2010

50 años de Derby español, Plantagenet 29º ganador nacional

Si no nos fallan los cálculos, el Derby-Villapadierna ha contado con 29 caballos nacidos y criados en España como ganadores, en 59 años de historia en los que se han celebrado un total de 50 ediciones. Dejó de celebrarse en 1997 y desde su reanudación en 2006, tras la reapartura de La Zarzuela el otoño anterior, sólo lo habían ganado importados. Así que el hijo de TRADE FAIR ha sucedido catorce años después a BATÚ, un hijo de BASS, que no solo fue el último ganador nacional del Derby, sino también hijo de un caballo nacido y criado en España. Lo que, supongo, tardaremos algo más en ver…

El doblete G.P. Nacional - Derby lo consiguieron antes de PLANTAGENET el gran CAPORAL (1961), FENICIO II (1964), DAMASCO (1965), MASPALOMAS (1967), ROCHETTO (1973), MANET (1977), TUCUMÁN (1979), NUMBER ONE (1980), AKELARRE (1990), CULLINAN (1993) y BATU (1996). No está pues, en mala compañía… Aunque los únicos que enlazaron victoria con el Gran Premio de Madrid fueron CAPORAL y AKELARRE; esperemos que PLANTAGENET cumpla aquello de no hay dos sin tres…

Caporal,  tras ganar el Derby del 61. Luego vendría 
el Gran Premio… ¿Conseguirá lo mismo Plantagenet?
 
De todos ellos, curiosamente, destaca el pedigrí de ROCHETTO, un hijo de dos de nuestros más recordados campeones, TODO AZUL y ROCHEBRUNE, que en sus respectivos años clásicos no pudieron ganar ni el Derby ni el Oaks…

Uno de los cruces más singulares de los ganadores españoles del Villapadierna es el de EL SANTO, ganador en 1969. Su padre, LE PAILLON, una de las mejores importaciones de nuestra cría, lo fue también de CAPORAL. Su madre, GLORIA, otra excelsa campeona –vencedora del Oaks 64– de los colores de la Yeguada Figueroa, era medio hermana del anterior, al ser hija de FAVORITA… Así que se repitió el cruce… con una generación por medio en la línea materna. Y funcionó, aunque luego EL SANTO, el último campeón de los colores azules, no confimara todo lo que prometió esta victoria y no dejara rastro en el haras.

jueves, 3 de junio de 2010

El domingo, el Derby - Villapadierna 2010

El domingo pasado tuvimos ocasión de ver una emocionante edición del Oaks, en la que Olivier Peslier fue incapaz de romper su maldición en esta prueba (que por lo visto, se hace extensiva a nuestro Beamonte) y PREMIERE VISION no pudo alcanzar a la puntera NARYA, muy bien dosificada por un Jorge Horcajada que, el sí, al fin inscribe su nombre en el palmarés de jockeys ganadores de la prueba.

Y este domingo es el turno del Derby, y no he escrito el 'turno de los machos' porque aunque haya quien piense o contrario, al contrario que las poules el Derby y el Oaks no son un enfrentamiento generacional 'desdoblado' y las potrancas pueden correr ambas. Correr, y ganar, como lo hicieron en su momento TERRE DE FRANCE (1957, con Antonio Balcones, para J.L. Carrera), TACORA (1963, Majerus, para la Cuadra Barreiros), GRAN CANARIA (1966, Claudio Carudel, para el Marqués de la Florida y batiendo nada menos que a RELTAJ) y TRAVERTINE (1971, Claudio Carudel, para la Cuadra Rosales). Eso sí, y si alguien tiene mejor memoria me corrija, creo que hace muchísimo tiempo que no corre ninguna yegüita…

Derby 2009, ganado por Domeside (Subido a la red por Príncipe Duero).



Esta edición, como escribe Julio Díez en un excelente editorial para A Galopar, destaca la presencia de un nacional con muchas posibilidades de triunfo, PLANTAGENET (por TRADE FAIR, propiedad de la cuadra homónima y llevado por J.L. Borrego). Sería una gran noticia que ganara, y más a potros tan destacados como BOTTEGA (Madroños, Horcajada), SEÑOR MIRANDA (Los Toneles, J.L Martínez) o NOVA MED (SafSaf, J. Grosjean), que parecen constar como sus principales rivales. Aunque yo, simpatizante de Martul, me gustaría que la luchara con el alemán PAZIFIKSTURM (Sautjeau). Para animarle, le recordamos que hace justo 40 años que debutaba en esta misma carrera otro caballo germano, EPICUR que acabaría formando parte de la historia del turf español, no solo por sus buenas actuaciones sino por ser el padre de ejemplares como el siempre recordado REVIRADO, que como él formó parta de la Cuadra Dos Estrellas, del argentino Jorge Antonio.

El alemán Epicur, tercero en el
Derby 70, tras Hypocrate e Ifniri. 

Reseñar que la prueba lleva el 'apellido' de uno de sus impulsores, el Conde De Villapadierna, desde que se creó en 1952. Sin embargo, el Conde vio frustrados una y otra vez sus intentos de ganarla, hasta que el gran DONAGUA, nacido y criado en españa por él, e hijo de uno de sus principales sementales en Arizábalo, TOURAGUA, la ganó en 1968 con José Antonio Borrego en su silla. Y no volvió a repetir, aunque bien pudo ser así si finalmente REFFHISSIMO hubiera participado en 1976. De hecho, aquella edición la lucharon EL CAMPILLO (Medina, que le dio su principal vicoria en el hipódromo español a Nicholas Biddle, un propietario de larga trayectoria) y CLAMOR (Carudel, Rosales), a los que batió en varias ocasiones a lo largo del año. Pero parece que el Conde y su preparador, Jesús Méndez, decidieron que el hijo de REFFHIC no corriera al confirmarse que su jockey habitual, Román Martín, se subiría en el Beamonte BLUKIR.

Así que, en cierta manera, Beamonte le 'quitó' otro Derby a su gran rival, Villapadierna, quien, en cambio, a lo largo de los años le entregó tres trofeos; el de CAPELÁN (1956, Perelli), WILDSUN (1959, Carudel) y NEMBUTAL (1960, Carudel), mientras él sólo recibía una por el Oaks de KATIMBA (Carudel) en 1969.

El Conde de Villapadierna le entrega a Ramón Beamonte 
la copa del Derby ganada por Nembutal (1960)